lunes, 26 de noviembre de 2012

Regreso por Bogotá

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Con el impacto de Berlín todavía fresco en la mente, desando mis pasos para regresar a casa; unos días de descanso y vagancia con amigos en París, y de allí un vuelo a la muy andina ciudad de Santa Fe de Bogotá. Uno de los grandes highlights del viaje.
Tenía muchos años sin ir a Bogotá. Una ciudad que me encanta, entre otras cosas, porque tiene mucho que ver con uno de mis grandes amores. Casi 20 años han pasado desde entonces y la verdad es que si hubiera querido una excusa para volver, realmente me la pusieron bomba: Mi queridísima Claudia, (una de esas hermanas que la vida le da a uno sin andar buscándola) tiene un par de años ejerciendo de expatriada en su propia tierra. No hay nada mejor que eso. Sus dotes proverbiales de anfitriona insuperable, la posibilidad de verla después de seis años y la emoción de volver a ver a Thomas, el hijo que yo vi nacer y que ahora es un caballerito de 7 años de edad, completó el paquete de seducciones que logró que no me importara en absoluto desviarme a Bogotá, pasarme unos días con “los Groff” y volver a recorrer la ciudad de mis memorias para redescubrirle encantos guardados.
Fue una decisión completamente acertada. Una decisión que estuvo llenecita de amor, de calidez, de planes divertidos y de conversaciones retomadas en el punto justo donde se habían quedado a pesar de la batalla con el frio intenso y alguna lluviecita. A la voz de “Quiubo Liendo….que flaco” empezó un fin de semana que no pudo ser mejor, en una ciudad que debe estar a punto de ser designada la gran ciudad de Latinoamérica.

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