sábado, 1 de diciembre de 2012

Una plaza para el Padre de la Patria

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Yo soy venezolano. A pesar de lo desvencijado que anda este país en estos tiempos,  y de la casi total inexistencia de sitios y/o edificios que nos sirvan de referencia histórica, a mi me gusta mi país, menos cada día, pero me gusta. Me gusta su historia porque es la mía y me gustan algunas de las cosas que todavía pueden exhibirse. Pero, carajo!….el centro de Bogotá, lo único que puede producirle a cualquier venezolano de bien, es una dosis casi insoportable de envidia. Dios del Sinaí, perdóneseme el chauvinismo, pero Simón Bolívar, el Libertador y Padre de la Patria nació en Caracas. ¿Cómo es que nosotros hemos maltratado tanto su memoria? ¿Cómo es que los colombianos exhiban con tanto garbo la primera estatua que se erigió en el mundo a su grandeza? ¿Cómo es que ese espacio tan hermoso que es la Plaza de Bolívar de Santa Fe de Bogotá, solo sirve para que los bogotanos paseen, los turistas hagan fotos y la gente, esa gente por la que Bolívar se esforzó tanto, tenga espacios de disfrute? ¿Cómo lo lograron?
La historia de la Plaza de Bolívar, es larga y tortuosa; está allí desde 1536 más o menos, y sirvió para ejecuciones, para pozos de agua, para fuentes ornamentales, para mercado de campesinos y para muchas otras cosas, pero, cuando entendieron que el genio de Bolívar (si, y repito que no me preocupa el lugar común que acabo de escribir) necesitaba ser ensalzado, apenas unos años después de su muerte, en 1846, acomodaron un pedestal, mandaron a hacer una estatua (creo que es la única que enseña al hombre y no al guerrero, lo cual no está mal) y desde entonces la llamaron Plaza de Bolívar: un enorme espacio adoquinado en el que no hay otra cosa que Don Simón y una colección de edificios, palacios y sitios de gran belleza que lo rodean; Todo,  en un estado de limpieza y pulcritud que ya quisiéramos nosotros para una fecha patria.
De nuevo me disculpo si ofendo a alguien, pero la dignidad de la Plaza de Bolívar de Santa Fe de Bogotá, protegida por ley (Es Monumento Nacional de Colombia desde 1998) y por la decencia de su gente, debería llenar de vergüenza a los venezolanos que han convertido la mayoría de nuestras plazas en galleras de imperdonable inmundicia.

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