Ya me estoy acostumbrando a dejar en
este blog, pedazos de corazón alivianado por las bondades numerosas que me
consigo cada vez que pongo pies y mente fuera de mi casa. Amigos que se va uno
haciendo por eso caminos de Dios y amigos que la vida se empeña en mantener
cerca, porque vinieron a la vida de uno a hacérsela más grata. Es el caso de
Rosaura (y Judith, mi negra adorada) dos de las personas más generosas,
respetuosas y divertidas que yo he conseguido en este largo peregrinar por la
vida.
Podría llenar páginas y páginas
contando anécdotas que hacen de esta amistad un lazo indestructible, podría
llenar aun mas paginas, diciendo quienes son. Pero, eso voy a guardármelo en el
egoísmo de saber que hay una parte de esas personas extraordinarias que guardo
para mí, dentro de mí, para protegerme. Lo que si pienso hacer es compartir,
con quien me lee, uno de los secretos mejor guardados de Margarita: si usted
llega allí y no conoce a Rosaura, usted conoce solo la mitad del sonido.
Rosaura se dedica (lo hace por necesidad
y oficio, pero lo hace por pasión y eso es lo bueno) a hacer que la estadía de
los visitantes sea exitosa. Rosaura está en la Isla para resolver las
necesidades de todo el que le pida ayuda, cobra por eso, (ni más faltaba) pero,
uno termina sintiendo que ese dinero jamás ha salido del bolsillo de uno.
Rosaura hace transporte (usted dice a donde quiere ir y ella se ocupa de que
usted llegue bien a destino, o mejor aún, usted sugiere lo que quisiera hacer y
ella se ocupa de proponerle un itinerario fantástico y hacerlo llegar allá)
Rosaura consigue las cosas imposibles, Rosaura conoce el mejor chiringuito de
playa y lo recomienda con los dueños (a mi me atienden como un príncipe saudí
donde llego porque ella se ocupa de eso) Rosaura sabe dónde ir a comer sin
gastar mucho, o donde ir a disfrutar el mejor y más lujoso ambiente sibarita y
hace que usted entre allí, como Pedro por su casa, Rosaura sabe dónde comprar
lo que usted necesite comprar, Rosaura le consigue apartamento ajustado a su
presupuesto, Rosaura conoce al taxista más solidario y el destino más idílico y
Rosaura conoce el sitio donde venden el mejor hojaldre de manzanas que yo me he
comido jamás, recién salido del horno.
¿Se me olvido algo? Quizás, porque Rosaura nació para resolverlo todo y para que usted se venga de Margarita con el mejor recuerdo de haber sido atendido por una señora de modales impecables, de cercanía precisa, conversación agradable y generosidad ilimitada. Si eso no es saber ser la mejor amiga de este mundo, entonces yo no sé nada de la vida y debo retirarme a un convento de clausura.
No voy a dejar el teléfono de Rosaura aquí escrito, porque en este país esas cosas no se hacen, pero si usted va para Margarita, necesita alguien que lo ayude a pasarla bien (créame, en Margarita moverse “por la libre” no es fácil) y no ha pensado en anfitrión todavía, déjeme un mensaje (con su información de contacto) usando el espacio reservado para los comentarios del blog. Yo me ocuparé de que Rosaura se ocupe de usted y usted me lo agradecerá toda la vida. Eso es lo mínimo que yo puedo hacer por una amiga tan valiosa.
Gracias por todo, Rosaura querida, te has ganado con creces cada palabra de las aquí escritas.
¿Se me olvido algo? Quizás, porque Rosaura nació para resolverlo todo y para que usted se venga de Margarita con el mejor recuerdo de haber sido atendido por una señora de modales impecables, de cercanía precisa, conversación agradable y generosidad ilimitada. Si eso no es saber ser la mejor amiga de este mundo, entonces yo no sé nada de la vida y debo retirarme a un convento de clausura.
No voy a dejar el teléfono de Rosaura aquí escrito, porque en este país esas cosas no se hacen, pero si usted va para Margarita, necesita alguien que lo ayude a pasarla bien (créame, en Margarita moverse “por la libre” no es fácil) y no ha pensado en anfitrión todavía, déjeme un mensaje (con su información de contacto) usando el espacio reservado para los comentarios del blog. Yo me ocuparé de que Rosaura se ocupe de usted y usted me lo agradecerá toda la vida. Eso es lo mínimo que yo puedo hacer por una amiga tan valiosa.
Gracias por todo, Rosaura querida, te has ganado con creces cada palabra de las aquí escritas.