miércoles, 17 de octubre de 2012

KREUZBERG, un barrio y una ciudad

Imagen 868
 
Imagen 870
 
Imagen 871
 
Imagen 891
 
Nuestra guía nos ha dicho que es el barrio más famoso de Europa, yo creo que es una pequeña exageración aunque tratándose de Berlin, nunca se sabe. Se llama Kreuzberg y posiblemente sea la mejor definición de una ciudad dentro de la ciudad. Se le conoce también como la Pequeña Istambul y entre sus linderos, marcados en cualquier mapa como si fuera un municipio, puede encontrarse esa vida berlinesa, animada y trasgresora que uno espera encontrar en esta ciudad.
Hay que visitarlo una y otra vez, básicamente porque de día es una cosa y de noche otra muy distinta. Mi primera impresión es que, además, a pesar de toda la publicidad que tienen, los alemanes (bueno, los berlineses) son gente normalísima que va por la vida igual a uno. Obviamente hay alguna diferencia “étnica” (por ejemplo, hay mas rubios y rubias por metro cuadrado que en otras ciudades del mundo) pero ni andan cubiertos de tatuajes, ni se pintan grafitis en la frente, ni llevan la cabeza rapada, ni andan buscando sudacas y negros para matarlos en las esquinas. No sé de dónde sacan esas historias. Son gente muy amable que seguirán cualquier cuerda que les lances, o respetarán tu espacio de manera casi sagrada.
Es algo que puedes notar sobre todo en esta estupenda porción de la ciudad, donde se instalaron a vivir la gran cantidad de inmigrantes turcos que llegaron a Berlín a trabajar después de la guerra, cuando la mano de obra alemana escaseaba y urgía reconstruir el país. Tras los turcos, que están en todas las esquinas, llegaron los restaurantes, los mercadillos y las tiendas de productos turcos, y tras ellos, los estudiantes de todas partes del mundo que necesitan un espacio barato donde vivir y los inmigrantes que sueñan con “una vida mejor”. Esa mezcla extraordinaria es la riqueza de Kreuzberg y se nota. En una esquina una carpa acoge a los activistas de cualquier causa (algo que en Berlín significa respeto y entrega) mas allá algunas tiendas recuerdan que el hombre sigue luchando por sus libertades, pero echa mano del capitalismo para hacerlo. Por todas partes Restaurantes, pubs, música y ese aire rebeldoso que uno quiere ver, pero con orden y buena cara.
En algún momento, la Oranienstrasse se cruza en el camino y el barrio sí que se pone sabroso. Es “la calle”. Nada, que no vale mucho la pena contarla porque tiene el sabor que cada descubridor quiera ponerle: Lo único que me atrevo a decir es que allí hay de todo, como en botica, y que es imposible pasarle de lado sin un par de cervezas y alguna cosa riquísima para comer.
 
Imagen 899
 
Imagen 903
 
Imagen 904

No hay comentarios:

Publicar un comentario