viernes, 7 de octubre de 2011

Jugendstil

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Es la razón por la que el Centro Histórico de Riga fue declarado Patrimonio de la Humanidad. Es su mayor reclamo turístico y ciertamente, aquello de los que los Letones se sienten más orgullosos. A pesar de la devastación producida por la II Guerra Mundial, Riga posee uno de los más extensos y mejor mantenidos catálogos de arquitectura Art Nouveau, en el mundo.
Tiene su inicio a mediados del siglo XIX, cuando dos arquitectos, Felsko y Dietze deciden aumentar la ciudad, derribando sus murallas medievales para convertirla en “la Pequeña París del Báltico”. No habría sido así, de no ser porque a los intentos urbanizadores de estos visionarios, se unió el entusiasmo con que apareció la arquitectura modernista para construir más de 500 edificaciones decoradas, sin mesura, por todo tipo de florituras, mascaras, cariátides y molduras. Pronto, una tercera parte de la ciudad y casi todo el centro, que el siglo XX convertiría en “histórico”, fue creciendo al amparo del estilo Art Nouveau que estaba de moda en Europa y que en Letonia, se conoce por el nombre de Jugendstil.
Es una verdadera fiesta para cualquiera que se interese en arquitectura. Y tiene sentido propio: muchos de los autores de estos preciosos edificios, son artistas locales formados en el Aula de Arquitectura Libre del Instituto Politécnico de Riga que data de 1867. Hay un nombre, sin embargo que destaca entre todos ellos: Mijail Eisenstein, (padre del cineasta Serguéi, autor de películas míticas como Octubre o El acorazado Potemkin) quien diseñó una cantidad increíble de edificaciones, muchas de las cuales pueden verse en lo que posiblemente sea “el mejor pedacito de Riga”: Alberto Iela. (Calle Alberto) una pequeña calle que no tiene rival en Europa; toda está rodeada de edificios cuyas fachadas, más parecen la escenografía de un sainete. Edificios llenos de arabescos, decoraciones y pastillaje que convierten esta calle en un pedazo del centro de Riga de inigualable belleza y diversión.
Lo mejor de toda esta orgia arquitectónica es, que en Riga se captaron estilos con el mejor y peor influjo europeo de la época y se adoptaron con una propiedad que no se repitió en ninguna otra capital europea, para transmitirlo al resto del país y a sus vecinas bálticas. Cierto es que los años de abandono, responsabilidad del régimen soviético, han velado un poquitín el disfrute de tanta belleza; pero creo que eso no es sino un ingrediente más que enriquece la visita. Riga, una ciudad que se está poniendo de moda desde hace un tiempito, es hoy por hoy, la ciudad más despierta y posiblemente más vibrante del lado báltico del mundo.

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