jueves, 6 de octubre de 2011

Los primeros ruidos

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Superado el cansancio por la excitación de mis primeros descubrimientos, empiezo a escuchar los habituales ruidos de la ciudad que se pone a punto para repetir otra jornada de rutinas urbanas que serán distintas a las de ayer. En una esquina, un gran letrero sobre un moderno edificio me arranca una sonrisa: Es GALLERIA, (en todas las ciudades del mundo un centro comercial ha de llamarse GALLERIA). Parece estar hecho para mí, entro y descubro un banco que acaba de abrir sus puertas, y me ofrece el mejor cambio que pueda desear y un supermercado en el que me apertrecho de bebidas y chucherías. Al salir, encuentro una pastelería a la que, podría jurar, llegué atraído por el aroma. Voy hasta la barra, señalo con el dedo: uno de estos, uno de aquellos, uno de los de más arriba y un té caliente. Me quedo de una pieza cuando me dicen el monto de mi cuenta: 1,20 lats. (Como 2 euros) no puedo creer lo barata que es la comida y eso que apenas lo estoy empezando a notar.
Entre una y otra cosa, son casi las nueve de la mañana: decido irme a hacer turismo.
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