miércoles, 12 de octubre de 2011

Regreso a casa…

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Son casi las 2 de la tarde cuando llego al Aeropuerto de Riga para tomar un vuelo a Paris. Allí, tendré que cambiar de aeropuerto (llego por CDG y salgo por ORLY) para tomar otro avión, hasta Madrid, y de allí tengo solo una hora para embarcarme en un vuelo hasta Maiquetía. Todo un periplo que pone fin a un recorrido que ha incluido 4 aeropuertos, tres estaciones de autobús y una estación de tren.
Podría volver a decir, varias veces, que termina un tiempo maravilloso. Es la palabra que he usado con más frecuencia a lo largo de este blog, que es como decir a lo largo de este viaje. No tengo idea de cómo habría salido si lo hubiera hecho en compañía de alguien; pero, desde que empecé a planearlo lo hice en solitario, de modo que, nada, he tenido tiempo de sobra para adaptarme a la idea de viajar sólo. No tengo problema con eso.
Ahora, sentado en el aeropuerto, después de chequear mi boleto, registrar mi maleta, sellar el pasaporte y todo lo demás, sólo me queda esperar el avión de Air Baltic para empezar el regreso. Supongo que las reflexiones empezaran a llegar en los próximos días; también se que recordaré cada día de estos 24, cuando empiece a subirlo a las Libretas. Nada eso cuenta, más allá de lo que sirve como excusa para compartir con quien me quiera leer y me quiera escuchar; lo que cuenta es lo que guardo para mí, hasta la próxima. Un verdadero montón de emociones que se comparan al amor y se llevan en el cuerpo hasta el día del gusano.
Mañana, estaré en casa, desharé maletas, contaré el cuento, bajaré las fotos. Mañana seré otro hombre, parecido al que salió de casa hace 25 días, pero más grande. Más inexplicablemente grande.

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