miércoles, 19 de enero de 2011

Catedral de La Habana (Iglesia Metropolitana)








Si uno no la anda buscando, es posible que hasta le pase de largo. A pesar de su monumentalidad, la Catedral está rodeada de edificios recién restaurados pintados en bellos colores y remozados hasta un extremo, que pone en peligro la visión de la Iglesia. Por lo tanto, lo mejor es llegar hasta allí caminando por una de las callecitas que desembocan en la plaza del frente. Si se llega como yo lo hice, por una calle de costado, tendrá que descubrirla poco a poco. Fachada de piedra de estilo barroco, grandes portones de madera y un impactante rosetón, son apenas la presentación de una de las edificaciones más espectaculares de esta bellísima zona de la ciudad.
Aunque no siempre puede conseguirse abierta, recorrerla es obligado aunque uno sea el más recalcitrante de los ateos. No hay desperdicio. El interior de esta iglesia que ha recibido dos remodelaciones recientes (una en 1948 y otra a finales del siglo pasado) posee una importante colección de arte religioso, en que destacan los frescos de la escuela italiana que adornan las cúpulas, algunas capillas realmente hermosas y un enorme altar dedicado a San Lorenzo que pone la nota folclórica imprescindible. No podía haber mejor prólogo para empezar a andar por una de las preciosas Habanas que tiene La Habana.

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