jueves, 20 de enero de 2011

Parque Central, en La Habana...


Aunque algunas veces me gustaría evitarlo, tengo que reconocer que soy, probablemente, el pitiyanki mayor. Por pura deformación cultural, tengo en la mente nombres asociados a lugares muy específicos, que me suenan raro puestos en sitios diferentes.
Mis memorias de otros días hoy me juegan una trastada: caminando por una plaza amplia y muy sombreada le pregunto a mi guía, cuándo iremos a Parque Central. Ella me mira con la misma sorpresa con que se mira a un loco
- Pero a ti que te pasa...mi chino, ¿tu no ves que estamos en Parque Central?
Miré a mí alrededor. Una linda plaza, muy bien mantenida, con árboles frondosos y una gran estatua de José Martí rodeado de jóvenes y con el dedo apuntando a la bahía (los habaneros dicen que Martí les está diciendo: váyanse todos de aquí), es el Parque Central de La Habana. No se de donde salió mi impertinente idea de creer que Central Park es el único cuyo nombre, traducido, siempre significará Manhattan. Es una estupidez mía, pero desde el primer día esperaba verdes y jardines.
No están allí precisamente, pero es un bonito espacio frente al Hotel Inglaterra y alrededor de los edificios más bellos de La Habana, que nos dedicamos a recorrer de la mano de mi guía, para aumentar mi vergüenza. (Secretamente me siento un asqueroso engendro del Imperio, menos mal que conservo el gusto por Lezama Lima)

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