Mañana terminarán mis vacaciones en
La Isla. No he tenido la oportunidad de ir a otras de las muchas playas
fascinantes de Margarita, pero las nombraré, porque es importante saber que
existen: La Pared, Paraíso, Juventud, La Playa del Hotel Experia, Playa Caribe
y algunas más a las que hay que descubrir para entender porque Margarita
realmente es, nunca mejor dicho, La Perla del Caribe. No ha habido tiempo de ir
a todas las playas esta vez, y aun así, decido repetir playa. Mi último día en
Margarita siempre es en Playa Parguito. Siempre. De modo que he llegado a las 10 de la mañana,
para instalarme en una tumbona blanca y cómoda de White Beach, el chiringuito ideal.
La gente empieza a llegar y ya casi a
mediodía, el día que amaneció medio encapotado, mejora notablemente. El sol
brilla por su presencia y la gente más bonita del mundo, está toda concentrada
en este hermoso pedazo de costa caribeña. Salgo a caminar por la orilla y tengo
la gran sorpresa de conseguirme a un antiguo amigo muy querido, al que perdí la
pista hace siglos. Lo reconozco porque le falta una oreja, si, ya le faltaba en
la época en que salíamos con frecuencia a comernos la noche caraqueña, noche
que se hace presente en este día divinamente soleado, porque en White Beach han tenido la maravillosa
idea de contratar para hoy, a un DJ que pone la mejor música disco de los 70´s
y 80´s y convierte la orilla de la playa en una reedición de las noches
inolvidables del Ice Palace y Le Crazy de la Caracas en la que se podía
vivir hasta el amanecer. Mientras converso con Franco, escucho a Gladys Knight cantando Midnight Train To Georgia, que
terminamos cantando a dúo y de pronto me doy cuenta que ambos somos
sobrevivientes; entonces me parece que lo más apropiado es darle gracias a Dios
por tanta dicha.
Las horas están transcurriendo con
tanta felicidad, la música es demasiado buena, no hay ninguna canción que no
tenga el recuerdo de un momento vivido y a mi alrededor, todas las cabelleras
canosas, todas las cinturas liposuccionadas, todas las tetas operadas, todas
las cabelleras teñidas de rubio, todas las barras de ejercicio y todas las
barriguitas “decentes” bailan quedamente en su tumbona. Solo falta lo mejor de
los Bee Gees, en el centro de mi
corazón se que si suena Staying Alive,
voy a salir a bailar.
Ha sonado y lo hice, porque cerca de mí una señora de mi edad, se ha soltado el moño cantando y bailando Pata-Pata y un poco más allá, una pareja de cabellos grises como los míos, pierde el pudor cantando a todo volumen Rompe Saraguey. Playa Parguito es un reducto de la clase media sobreviviente que se respeta en su edad. Debe ser por eso que me gusta tanto.
Ha sonado y lo hice, porque cerca de mí una señora de mi edad, se ha soltado el moño cantando y bailando Pata-Pata y un poco más allá, una pareja de cabellos grises como los míos, pierde el pudor cantando a todo volumen Rompe Saraguey. Playa Parguito es un reducto de la clase media sobreviviente que se respeta en su edad. Debe ser por eso que me gusta tanto.
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