miércoles, 2 de octubre de 2013

Playa Guacuco


Estoy realmente agotado, pero feliz de disfrutar tanto la grata compañía de mis amigas como el clima cálido y los encantos de La Isla. Terminado el almuerzo tardío, me reconozco las ganas de irme corriendo a la playa. No puedo escoger una playa lejana porque suele atardecer temprano y es un poco arriesgado anochecer en una playa desconocida estando solo.  Por eso, escojo irme un par de horas a encontrarme con amigos que han decidido pasar el día en Playa Guacuco y me han enviado dos o tres mensajes de vente-ya-para-acá-que-te-estamos-esperando. (Esa es una de las maravillas de Margarita, siempre hay amigos esperándote en alguna playa)
Playa Guacuco no es de mis playas favoritas. Tiene muy poco espacio para tumbarse al sol y normalmente está llena de gente que hace ruido y crea desorden. Además, no es una playa realmente buena; en algunas oportunidades me ha parecido que tiene “la mar revuelta” y en fin…no es verdaderamente my cup of tea; pero, la idea de encontrarme con gente que me gusta, y el deseo irrefrenable de meterme al mar sin más demoras, me inclinan a la rápida decisión de emprender camino hacia allá. No me quedan muchas horas de sol, de todos modos.
Ha sido tal cual lo que imaginé: mis amigos han guardado, con esfuerzo, una tumbona para que pueda ponerme cómodo en este domingo lleno de gente que saca botellas de cualquier cosa, en improvisados bares a la orilla de la playa y escucha música a mucho volumen. La mar “esta revuelta” (debería decir que está sucia, más bien) pero es un buen momento  para un rato agradable  en una playa que está bien, pero no es de las mejores, aun siendo bonita (pero es que aquí, todo es bonito…cosas de la geografía, ya lo he dicho mucho)


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