Seguramente para aprovechar la enorme
belleza de la Bahía de Pampatar, es allí
donde se reúne lo mejor que la Isla tiene para ofrecer después de sus
playas. Pampatar es, sin duda, el rincón
chic de Margarita y eso se nota, más
o menos, en cada pedazo de este pequeño pedazo de isla hoy sembrado de
edificios residenciales de gran lujo y un par de calles dedicadas a una de las
modas de más arraigo en Margarita: La Gastronomía
No indagué mucho en los precios de,
por ejemplo, un apartamento con vistas a la bahía pues es sabido que los pocos
privilegiados que disfrutan de alguno, han tenido que pagar una cantidad nada
despreciable de dólares (los apartamentos de ese nivel no se negocian en
bolívares, supongo que por respeto) y además lo hicieron en la época en que
todavía se podía construir sin mayores restricciones, alguien me contó que ya
no es tan fácil pues los habitantes de Pampatar parece que se han ido
organizando para ponerle un poco de freno a la especulación inmobiliaria y
asegurarse que sus viviendas, de ultra lujo, sigan costando un potosí. No me
consta, pero lo creo posible. Es, sin embargo, un paseo obligado, tanto para
ver de lejos como es que “viven los ricos” como para aprovecharse un poco del
éxito que está teniendo el asunto de hacerse un hueco en los fogones y manejar
con maestría el arte de dar de yantar, una cosa que en Margarita, alguna gente
se toma en serio.
Pampatar entonces, está lleno de
posaditas, restaurantes, edificios de lujo y un poco del sabor margariteño,
bajo el ojo vigilante de una fortaleza que data de la colonia, el Castillo de
San Carlos Borromeo, cuyas murallas de piedra bordean la preciosa visión de una
bahía completamente idílica para protegerla de ataques y sinsabores desde 1684.
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