Los prodigios arquitectónicos de Riga, si bien alcanzan su esplendor máximo dentro de los límites de Old Town, se extienden con igual prestancia unas cuadras más allá, fuera del turismo y la fiesta con música cubana que tanto éxito tiene.
Saliendo de Old Town, al atravesar Aspazijas Blvd, empieza a aparecer la ciudad que poca gente recorre. Un gratísimo parque (está prohibido permanecer en la grama del parque, hay algunos cafés muy chéveres para contrarrestar la prohibición) alrededor del que se encuentran dos edificios emblemáticos: La Universidad de Latvia y La Opera Nacional (ambos, edificios muy inspirados en la cosa Rusa) y un poco más allá, a lo largo de la calle Barona (Barona Iela) una buena colección de edificios residenciales que valen mucho la caminata. Tiendas, restaurantes y algunos buenos bares, redondean la oferta que invita a seguir por Barona, tantas cuadras como buenamente se aguante, para alejarse del turismo estridente y sentirse más y más, un amigo de los letones.
martes, 11 de octubre de 2011
Más allá de Old Town
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