Lo he visto varias veces en mis paseos de estos días, pero apenas hoy es cuando me acerco para apreciarlo de cerca. Es el lugar más sagrado para el corazón de los letones y un símbolo poderoso de la nación, pagado y levantado por los habitantes de Riga en 1935 e inaugurado el mismo día que se obtuvo la independencia. Ha sobrevivido las cuatro décadas de dominio soviético, tiempo durante el cual estuvo expresamente prohibida la realización de reuniones de cualquier tipo a su alrededor y las ofrendas florales; por lo que se puso de moda un chiste (negro) según el cual, el monumento era en verdad una agencia de viajes, pues todo el que depositaba flores en él tenía garantizado un billete de ida a Siberia. En la actualidad, es el monumento de su tipo más alto de Europa y ha vuelto a recobrar todo su esplendor tras una estupenda restauración.
Durante la fiesta de la cerveza, mis vecinos de mesa, simpáticos y letones como pocos, me preguntaron si ya lo había visto. Les dije que sí, que había pasado por allí. Ellos reaccionaron de inmediato y me dijeron que, por favor, no me fuera de Riga sin pagarle homenaje; lo definieron como el único sitio que aún conserva capacidad para emocionarlos. Pude comprobarlo un poco después.
Durante la fiesta de la cerveza, mis vecinos de mesa, simpáticos y letones como pocos, me preguntaron si ya lo había visto. Les dije que sí, que había pasado por allí. Ellos reaccionaron de inmediato y me dijeron que, por favor, no me fuera de Riga sin pagarle homenaje; lo definieron como el único sitio que aún conserva capacidad para emocionarlos. Pude comprobarlo un poco después.
taki que hermoso todo! quede maravillada con este monumento, sencillamente espectacular!
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