He estado más de tres horas disfrutando la feria de la cerveza y me he divertido como loco. Casi al punto de no querer que llegue mañana. A las 5 de la tarde de mañana estaré tomando un vuelo hacia Paris y de ahí a Maiquetía. Entonces, habrá terminado esta aventura que no será fácil dejar de lado en mi vida.
Lo he sentido de pronto. Entiendo desde siempre que todo viaje tiene un final, como todo lo bueno de la vida y que el de este, en particular, está cantado desde el primer día. Pero, hoy me ha dado el gran ataque de no-me-quiero-ir y ando alicaído. O mejor dicho, ando preparando la salida, que no es sencillo cuando se quiere tener una varita mágica que eternice el tiempo que guardamos, para dar vueltas por el mundo.
Atardece y como falta un buen rato para que se oculte el sol, decido dar la última vuelta por la ciudad para terminar de encontrar sus tesoros que presiento muchos y encantadores. Riga, la ciudad que me ha encantado y a la que me siento, de algún modo, atado en estos días de final de verano, en que empieza a refrescar la temperatura y el sol sigue alumbrando con terquedad, está regalándome estupendas ultimas horas de vacaciones. Es lo bueno que tiene viajar…
martes, 11 de octubre de 2011
Se acerca el final
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