No tanto como otras ciudades vecinas, Gante está bien surcada por canales que forman el curso de los ríos Lys y Escalda y le dan una manera única de crecer al borde de sus riveras.
Hay una manera de ver esta ciudad que ofrece por completo otra perspectiva: Verla desde el agua. Cruzar los numerosos puentes que enlazan las calles de la ciudad o simplemente dejarse llevar hasta el puerto, uno de los lugares más entretenidos de Gante.
Es una belleza. Realmente lo es, las casas de los Ganteses que habitan el centro de la ciudad están sumergidas y brotan desde el agua, y eso es para uno, trópico incandescente, una manera muy extraña de vivir. Seguramente es la cercanía de esa humedad permanente, lo que permite los hermosos jardines, las flores que cuelgan desde todas las ventanas, los escondites en los que perros y gatos arman sus propias comunas y la perfecta armonía en la que conviven lanchas, botes y automóviles con carrozas de caballos y chucherías propias del turismo más turístico.
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