domingo, 2 de septiembre de 2012

Roma y la demora…

Aeropuerto-Interncional-de-Fiumicino
 
Hemos llegado a Fiumicino (un aeropuerto del que tengo la impresión está siempre en obras) a una buena hora para mi conexión, salgo corriendo a buscar mi boarding pass y oh sorpresa!….el vuelo de Air France tiene una larga demora. Posiblemente tenga que esperar un buen par de horas para continuar viaje. Salir a Paris tomará mucho más tiempo que el esperado, la ansiedad y el cansancio me vencen; echado en el piso de la sala de espera me hago una siesta de casi una hora. Al despertar, por cierto, tengo una extraña premonición: creo que mi maleta no llegará conmigo a París. No se por qué lo he pensado con tanta certeza. Después de averiguar como seguimos de tiempo (falta por lo menos una hora y media más) me voy a recorrer el pasillo, lleno de tiendas, para encontrar un sitio donde descargar mis temores.
En efecto: en el mostrador de atención al pasajero, una amable italiana con buen dominio del ingles, se sorprende cuando le pregunto por mi equipaje. En su pantalla aparece mi itinerario, pero no aparece en que lugar del mundo está mi maletica negra. Después de tres llamadas en italiano rapidito (supongo que para que yo no entienda) me mira, sonríe satisfecha y me dice que todo está bien. Menos la hora de salida del vuelo. Ya lleva tres horas tarde.
Finalmente embarcamos y en una hora y un poquito, estoy llegando al Aeropuerto Charles de Gaulle. Voy a buscar mi maleta y es la primera que aparece en el carroussel; no se si es casualidad, pero pienso que fue la última en entrar al avión y agradezco la extraña premonición. Ahora si. París, otra vez.

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