Ya nos conocemos el camino. Compramos un ticket con valor de 1.50 euros que sirve para todo el recorrido después de ser validado (si no se valida, la multa es de 60 euros, mejor no arriesgarse).
Kalamaki resulta ser una playita digna de nuestras horas mañaneras. Aunque no tenga orilla de arena, es una playa lo más parecida a lo que uno espera de una buena playa. Es cierto que el agua es helada, pero eso parece una constante mediterránea. Así como la quietud del mar y la tranquilidad de gente en absoluto descanso, sin escándalos, sin patillas, sin música, sin estruendo. Un día en la playa, para hacer lo único que se debe hacer en la playa: echarse a disfrutar del sol y nadar por ratos en las tranquilas aguas Atenienses. Pasamos un rato muy sabroso en Kalamaki y de ahí, salimos pitando a seguir gozando del mar: Esta vez en HYDRA.
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