Llegados a la iglesia supimos que la tradición manda que la novia haga un largo recorrido por los alrededores de la iglesia y entre por la puerta trasera. Un rato antes, el novio ha entrado por la puerta principal y en el porche de la iglesia, acompañado por sus mejores amigos, espera pacientemente la llegada alborozada de la novia y sus acompañantes, que en este caso, son la mayoría de los invitados a la boda. Producido el feliz encuentro, y ante la alegría que se expresa fuera de todo convencionalismo social, el Pope (sacerdote de la religión ortodoxa griega) sale hasta el atrio de la iglesia para acompañar a los novios en su camino al altar.
Hermosos cánticos entonados por un sacerdote solitario avisan que la boda está a punto de comenzar. Desde nuestro sitio contemplamos la emoción de nuestros amigos. El viaje hasta acá, ha valido la pena.
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