El barco, como todos los de su tipo, ofrece diversión dirigida y montones obscenos de comida. En cada piso hay una opción para pasarla bien al estilo normal de quien se divierte con poco, y en la cubierta principal confluyen de muchas maneras, no solo los apetitos, sino también los deseos de este grupo de turistas despreocupados.
Nos vamos al teatro pues anuncian un espectáculo de variedades musicales que no pasa de ser un remedo de un cabaret del trópico. Temprano decidimos irnos a dormir para esperar por nuestro primer puerto, Esmirna.
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