sábado, 24 de septiembre de 2011

Catedral de San Isaac

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Caramba… ¡las cosas que se han hecho en nombre de Dios! algunas veces hacen que uno se pregunte si realmente tanto lujo y tanto derroche hace falta. La mayor iglesia de San Petersburgo, la Catedral de San Isaac, es tan impresionante, tan hermosa y tan exagerada que puede compararse perfectamente a cualquiera de esos templos que alrededor del mundo proclaman tanto el amor a Dios como el fabuloso chorro de dinero con que contaban los que las idearon, muchas veces para protegerse a sí mismos.
San Isaac es exactamente eso. Un templo enorme y muy lujoso, pero sobre todo un lugar hermoso hasta lo inexplicable. Construida entre 1818 y 1858, fue diseñada por el renombrado arquitecto August de Monferrand y se erigió en tributo a Pedro el Grande, quien nació el día de San Isaac. Con estos datos en la mano, es fácil suponer que si, por fuera, las columnas de mármol rosado, las escalinatas y los relieves de bronce de las puertas, son sensacionales; lo que hay por dentro es sencillamente inolvidable: está decorada con molduras de hojilla de oro, columnas de malaquita y lapislázuli, mosaicos, maderas nobles y todo el dorado de este mundo. Por no mencionar la colección de iconos, obras de arte y los frescos de los techos. Dios del Sinaí….!!!
Por cierto, en las iglesias ortodoxas no hay sillas para los feligreses: ante la presencia de Dios, hay que ser humilde y vivir algún sacrificio.
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