miércoles, 28 de septiembre de 2011

San Alexander Nevsky

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Según parece, el monasterio de Alexander Nevsky fue fundado en 1710 por Pedro, El Grande, al final de la avenida Nevskiy como sitio para sepultar los restos de San Alexander Nevsky, el patrono de San Petersburgo y uno de los grandes santos de la iglesia ortodoxa, canonizado en 1547, después de una vida dedicada a la defensa y protección de los primeros pueblos que formaron Rusia.
El complejo de edificios, al que se puede acceder de manera gratuita, es mucho menos lujoso y ordenado de lo que cabría esperar; pero, tiene mucho de sitio sagrado y eso se siente. Se llega desde una cercana estación de metro, (Ploschad Alexandra Nevskogo) pues está bastante alejado del centro y es casi imposible caminar hasta allá. Es una visita interesante, que debería hacerse si se quiere escapar del turismo, entrar en contacto con rusos de verdad (peor de antipáticos que los de afuera) y caminar un rato por uno de los parques más acogedores de la ciudad, que está al lado del monasterio y es un paso de camino a otras partes de San Petersburgo.
Al cruzar el muro, lo primero que se encuentra es un viejo cementerio donde, entre otros, están enterrados Peter Ilich Tchaikovski y Fedor Dostoyevski; si le interesa mucho este asunto, prepárese para imaginar cosas, las tumbas de los famosos están marcadas en Ruso y nadie allí está dispuesto a que se descubran en otro idioma. Más allá, lo que parece ser la residencia de los curas, algunos otros edificios, (de uno de ellos me corrieron a gritos, creo que ese es el convento de las mujeres), otro cementerio un poco más público, un par de pequeñas iglesias barrocas diseñadas por Trezzini padre e hijo y construidas entre 1717-22 y 1742-50 respectivamente, y una Catedral de estilo neoclásico, construida entre los años 1778 y 1790 por Iván Starov, consagrada a la Santísima Trinidad. Rodeándolo todo, mucho verdor, mucho árbol y mucho espacio para caminar.
(Un consejito: salga del monasterio y no se meta de inmediato en el metro, camine un poco alejándose del monasterio en dirección norte por Nevskiy Prospect; es delicioso descubrir toda la rudeza y antipatía de los rusos en su propia salsa, ese es un vecindario bastante auténtico y aunque ellos no se meten con uno si uno no los molesta, es bien divertido estar entre ellos, como si el extraterrestre fuera uno)
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