miércoles, 21 de septiembre de 2011

Día de sol

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La primera idea que todos tenemos de Rusia es la de un frio intenso, nieve que jamás se derrite, plazas blancas y poco sol. Me atrevo a decir que poca gente piensa en el verano ruso, como no sea para imaginar las famosas noches blancas, que a mi no me ha tocado ver, porque suceden más bien en julio. De modo que hoy ha sido un día sorprendente, hay mucho sol y si me apuran un poquito, diría que hace calor.
Por eso, al llegar al fuerte de Pedro y Pablo, me ha llamado muchísimo la atención encontrarme con un gentío, bastante ligerito de ropas, tomando el sol y nadando en este sitio, que está en pleno centro de la ciudad y cuyo pedazo de rio, según compruebo al acercarme, no parece estar tan  limpio. Supongo que es la norma, pero es curioso: nosotros, todavía necesitamos mucho que se yo, para atrevernos a meternos en un parque público del medio de la ciudad, a disfrutar del sol y el buen clima. De imaginarme lo que podría hacer la policía, me asusto.

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