domingo, 18 de septiembre de 2011

Por fin, EL ERMITAGE

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Fue la razón fundamental para este viaje. Un día pensé que, de los sitios famosos que hay que conocer en la vida, entre otros, me faltaba el grandioso museo de EL ERMITAGE del que ya tenia bastante información, y decidí no dejarlo para después.
Hoy estoy, por fin, frente a él.
El monumental conjunto de palacios que alberga una de las colecciones de arte más grandes del mundo, se inicia con la construcción, entre 1754 y 1762, del Palacio de Invierno de Catalina II (La Grande) quien a poco de instalarse en sus predios, hace construir dos palacios más pequeños para ubicar su colección personal, comenzada en 1764 con la compra de 225 cuadros de gran valor, a un rico comerciante berlinés. Esa compra, y el gusto irreprochable de la Emperatriz, quien sistematizó las adquisiciones de pinturas, esculturas, grabados, bibliotecas enteras y joyas dan, para 1774, un primer catalogo contentivo de 2000 títulos. Es así como para 1852 y gracias al empeño de Nicolás I y de los sucesores de Catalina II, se abre lo que fue el primer museo público de Rusia, bautizado como Nuevo Ermitage. Es una historia fascinante, el museo ha conocido todo tipo de calamidades; el Palacio de Invierno ha sido bombardeado, sus obras mudadas varias veces de lugar y mantenidas bajo condiciones casi infrahumanas por los trabajadores del museo, en sótanos desprovistos de condiciones mínimas de protección; aun así, ha sobrevivido hasta convertirse en uno de los mejores museos del mundo.
Está en una esquina de Nevskyi Prospect, frente a una inmensa Plaza cuyo único adorno es un estilizado obelisco y a un costado del Rio, y se reconoce por su fachada verde, blanca y amarilla y su enormidad (ocupa varias manzanas). Además, es el único lugar de San Petersburgo en el que se paga un solo precio por visitarlo todo (400 rublos, más o menos 10 euros). Esa visita completa, puede perfectamente tomar un día entero.
Pues bien, el corazón me saltaba en el pecho cuando me acerqué, sin tener que hacer ninguna fila pues acababan de abrirlo, y entré a cumplir con una obligación de vida, conocer finalmente EL ERMITAGE; un museo del que su director dijo una vez
- “No puedo decir que El Ermitage sea el primer museo del mundo, pero estoy seguro que no es el segundo

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