miércoles, 21 de septiembre de 2011

Nocturnidades

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Salgo de la Iglesia de Ntra Señora de Kazan y noto que empieza a atardecer, cuando son casi las 10 de la noche. Es divertido pensar que finalmente se esconderá el sol por un rato (no demasiado tempo) y las cosas que normalmente suceden a las 6 de la tarde, aquí comienzan a las 9 o 10 de la noche.
Como cualquier sitio del mundo, la ciudad de noche cambia y lo hace para bien. Algo, tal vez la certeza de que a estas horas todos los gatos empiezan a ser pardos, pone un color distinto a los palacetes que pueblan la ciudad por todas partes; pero, al caminar de regreso a mi hotel, a lo largo de Nevskiy buscando un sitio para comer algo y tal vez disfrutar de un lugar entretenido en donde tomar algo antes de dormir, noto que, poco a poco, la ciudad es toda de color ámbar. Puede que sea un lugar común, pero lo es. ¿Qué más puedo decir? Ámbar y llena de personas en busca de rumba. Para ser domingo en la noche, la cosa parece alborotada. Es por cierto, bastante llamativo que en Nevskiy abundan los lugares “para adultos” a los cuales casi te obligan a entrar.
Finalmente me siento en la terraza de un café muy agradable, donde recibo el mismo trato displicente y poco amable que parece una característica de Rusia, me tomo una cerveza horrible y una empanada de carne con vegetales, de lo más sabrosa. Después de renunciar a la posibilidad de charlar con alguien, camino un rato por la avenida y regreso a mi hotel, sin dejar de pensar en lo raramente antipática que es esta gente.
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