jueves, 15 de septiembre de 2011

Una leyenda para lo alto de una iglesia

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La construcción de lo que fue la iglesia más alta de Europa, con su torre de 154 metros de altura rematada en aguja, que se menciona ya en el siglo XIII, debe haber comenzado en el siglo XII y según la leyenda, fue culminada por un artesano que tenia pactos con el diablo. De algún modo maldita, la terminación de la torre tuvo tropiezos que costaron la vida a más de un trabajador. Nadie quería dedicarle ni una hora de trabajo, a la torre que robaba la vida de los habitantes del lugar; entonces, apareció un desconocido y misterioso hombre, que exigió una fuerte suma de dinero para terminarla; pero, prometió que si adivinaban su nombre (que nadie conocía) el devolvería ese dinero.
Los moradores enviaron un espía a su casa y allí se descubrió el nombre del trabajador. El pueblo se reunió y en el momento en que el hombre iba a poner la cruz en lo alto de la torre, gritaron
- Cuidado Olev, que la cruz está torcida
Olev, al verse descubierto se asustó y cayó al vacío. Al momento de morir salió de su boca un sapo y una culebra, prueba irrefutable de pactos demoníacos.
Esa historia, hermosa, la escucho a un guía a las puertas de la iglesia. Me apresuro a escribirla sentado en un banco de la iglesia para no olvidarla. Después de eso, conocer San Olaf, no es sino un acto del más profundo regocijo.


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