viernes, 9 de septiembre de 2011

Notre Dame

Debería bastar con su imponente belleza para mantener la fama que detenta; pero, fue necesario además, que Victor Hugo la convirtiera en escenario de la tragedia del Jorobado y que esa historia llegara hasta Walt Disney, para convertirla en una de las iglesias más famosas del planeta.
Construida entre 1163 y 1345, Notre Dame ha sido, entre otras cosas escenario de la coronación de Napoleón por el papa Pio VII y ha sido consagrada varias veces, la última en el año 1864 con motivo de su restauración. De proporciones majestuosas, tiene capacidad para 9000 personas y su rosetón central, que tiene casi diez metros de diámetro, es posiblemente el más fotografiado de la historia. El interior no tiene desperdicio: 130 metros de largo, 50 de ancho y 35 de altura en los que se encuentran pinturas, esculturas y relieves de varias épocas distribuidas en 5 naves unidas entre si por un impresionante juego de columnas cilíndricas que, realmente, quitan el aliento.
Hay que entrar a verla y recorrerla con calma. Es un acto de fe. A mí me pareció ver al Jorobado limpiando la cera de los altares; pero, no podría asegurarlo del todo.

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