No podía fallarme. El día luminoso y cálido de ayer se ha evaporado en una mañana lluviosa y fría. Aunque desperté temprano, estoy todavía en mi habitación, tratando de sacarle provecho a este día que “se parece a Londres”. Me niego a permitir que la lluvia me arruine el día.
Aprovecho una pequeña escampada, para caminar apurado las tres cuadras que me separan de la estación Victoria, a la que hoy, por razones climáticas, espero convertir en mi centro de operaciones. Al llegar allí, pago 8 libras por un paraguas y compró un ticket que me permite viajes ilimitados en el metro hasta las 4 de la mañana. Ese ticket, que cuesta 5.60 libras, significa un ahorro importante. Los viajes en metro son carísimos.
Creo que ya estoy preparado para desafiar la lluvia londinense que, por suerte, se ha convertido en una leve brisita.
martes, 13 de septiembre de 2011
Amaneció lloviendo
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario