En el autobús de regreso, decido bajarme un par de paradas antes de lo que me corresponde y caminar por la ciudad a ver qué encuentro. Salgo de la avenida buscando calles menos congestionadas y me encuentro con un barrio que andaba con ganas de conocer: Kadriorg, una de las zonas más elegantes de la ciudad y lugar donde se encuentra el Palacio Presidencial.
La urbanización, que después descubro era el lugar preferido de veraneo de los rusos ricos en tiempos de la ocupación, está bastante protegido de la curiosidad por jardines que más bien parecen bosques; pero aquí y allá puede verse todavía el rico estilo de vida de los rusos adinerados. Algunas casas completamente abandonadas son sólo ruinas, pero otras, las que han sido restauradas y vueltas a habitar (en muchos casos por embajadas y residencias oficiales de dignatarios del gobierno local) son muy llamativas, básicamente por ser mansiones de madera con portales y bases de piedra que, o se conservan en excelente estado, (lo que no deja de ser una proeza) o han sido reconstruidas con fidelidad asombrosa. Es un paseo gratísimo, pero persiste y aumenta el deseo de almorzar. Necesito salir de esta zona, donde no hay ni una bodeguita para resolver ese tema.
sábado, 17 de septiembre de 2011
Kadriorg, el barrio elegante
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