La Gorda Margarita

Lentamente se descubren los secretos que la ciudad esconde tras sus murallas. Un súbito arranque de impaciencia me ha impulsado por estas calles empedradas (en Tallin las calles no están adoquinadas, están empedradas) en procura del placer de descubrir sin más demora, todo lo que pueda descubrirse, en la forma que sea. Una urgencia por mirar promete mantenerme deambulante e insomne, hasta haber levantado cada piedra del viejo pueblo.
Así, llego a una de las puertas, La Gorda Margarita, una impresionante torre de vigilancia, gorda y robusta como una señora que cuida los suyos. Investigo un poco e intento descubrir las razones para tal nombre y no doy con la información. Sólo me entero que, allí estaba el cañón más poderoso de los que cuidaban la ciudad y que a ese cañón lo llamaban Margarita. El humor popular debe haber hecho el resto.
Dentro de la torre está el museo marítimo que realmente no me provoca. Prefiero quedarme un rato admirando la belleza de La Gorda. Es simpática.