Ya que estamos en el cuento, voy a permitirme un cuento gocho. En la preparación del viaje, descubrí que la Catedral de Notre Dame está en una isla en el centro de París. Eso, que no tiene nada de raro me despertó algunas curiosidades extras, pensando que quizás debía tomar algún ferry o algo así para llegar allá y no había logrado encontrar mayor información al respecto. Escribí a un amigo a quien le tengo suficiente confianza como para torpezas de ese tipo y él me respondió instándome a salir de Mérida de inmediato.
Yo me imaginaba de chapaletas y traje de buzo, aun así me fuí sin conocer muy bien los detalles de La Isla. Pues bien, en efecto es una islita en el medio del Sena, que si no fuera porque lo mencionan los mapas, uno jamás se enteraría de su condición. Allí en esa isla, llamada Isla de La Ciudad, están Notre Dame, La Santa Capilla y La Concergerie y si uno cruza uno de los muchos puentes de la ciudad, llega al famoso Quartier Latin.
Nada, que París no está al borde del mar, ni mucho menos.
Yo me imaginaba de chapaletas y traje de buzo, aun así me fuí sin conocer muy bien los detalles de La Isla. Pues bien, en efecto es una islita en el medio del Sena, que si no fuera porque lo mencionan los mapas, uno jamás se enteraría de su condición. Allí en esa isla, llamada Isla de La Ciudad, están Notre Dame, La Santa Capilla y La Concergerie y si uno cruza uno de los muchos puentes de la ciudad, llega al famoso Quartier Latin.
Nada, que París no está al borde del mar, ni mucho menos.
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