Si las estancias habitables de Versalles sorprenden, es en los jardines donde se aprecia cabalmente el derroche con que esta gente enfrentaba la vida y sus simplezas.
Son fantásticos y además son enormes e impecablemente cuidados y mantenidos. Laberintos, fuentes, estatuas, flores, caminos; todo lo que uno espera encontrar en un jardín bien diseñado y mucho más. Yo, me voy al bosque de la Delfina y en una acogedora esquina bajo un árbol que debe haberle dado sombra a la misma María Antonieta, disfruto de un picnic versallesco: Sandwich de Salmón, Ensalada Cesar, Peras y Manzanas con miel y una limonada helada.
Hoy, París arde de calor.
Son fantásticos y además son enormes e impecablemente cuidados y mantenidos. Laberintos, fuentes, estatuas, flores, caminos; todo lo que uno espera encontrar en un jardín bien diseñado y mucho más. Yo, me voy al bosque de la Delfina y en una acogedora esquina bajo un árbol que debe haberle dado sombra a la misma María Antonieta, disfruto de un picnic versallesco: Sandwich de Salmón, Ensalada Cesar, Peras y Manzanas con miel y una limonada helada.
Hoy, París arde de calor.
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