Es el atardecer de mi segundo día en Tallin y, en mi intento por salir de la ciudad vieja y empezar a descubrir lo que hay tras las murallas que encierran al turista, me encuentro con el símbolo nacional de Estonia: Vabaduse Valjak, La plaza con la que se conmemora el nacimiento de la nueva ciudad, la ciudad libre del asedio de soviéticos y aliados, que sobrevivió a una guerra y obtuvo su independencia en 1920.
En Estonia el recuerdo de la dominación soviética es tan doloroso, que algunas personas con quienes hablo, no tienen problema en admitir que allí, los rusos no gozan de mucha popularidad. Por eso, se me antoja indispensable la existencia de este símbolo; una enorme plaza de 7775 m² que les recuerde día a día aquello por lo que lucharon.
Está en un extremo de la ciudad vieja, y desde ella se accede a la ciudad nueva. A un costado tiene la iglesia de San Juan (1862), al otro una moderna avenida y en el centro la gran Columna de la Victoria, una gigantesca cruz hecha con bloques de vidrio, levantada en 2009 como símbolo de la guerra de Independencia.
Todo lo demás es, apropiadamente, un espacio libre para los estonios.
viernes, 16 de septiembre de 2011
La Plaza de la Libertad
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