Todos hemos visto fotografías del metro de Moscú. Todos sabemos lo bello y bien montado que es. Todos hemos hablado alguna vez de “los metros en Rusia”. Pues bien, habiendo conocido varios metros del mundo, puedo decir que el de San Petersburgo es uno de los lugares extraordinarios de la ciudad.
No llega a tener la belleza del metro de Moscú (que no he visto personalmente) pero debe estar muy cerca. Cada estación del metro, en esta ciudad, es una pequeña obra de arte que si no se supiera bien a donde se está, se podría confundir con un sitio histórico o un palacio.
Desde que se entra y se comienza a ver las lámparas, las molduras, los adornos de los techos, las obras de arte de las paredes, los relieves y otros detalles arquitectónicos, se entiende por qué, el metro estuvo considerado por mucho tiempo como palacios del pueblo.
Una de las cosas más curiosas es que las estaciones están a mucha profundidad. Puede bajarse a pie, no hay problema; pero, haciéndolo por escalera mecánica a velocidad normal, conté 6 minutos de trayecto hasta el fondo.
Además funciona sin errores. En cada estación de transferencia hay información escrita en Cirílico y en Latino y por un sistema de colores, es muy sencillo guiarse. Todas las estaciones tienen su nombre escrito en Cirílico y, no en todas, este nombre también aparece en Latino. Lo bueno es que a estas alturas ya aprendí a interpretar el cirílico y ya no me preocupa leer los nombres de las avenidas o estaciones.
No llega a tener la belleza del metro de Moscú (que no he visto personalmente) pero debe estar muy cerca. Cada estación del metro, en esta ciudad, es una pequeña obra de arte que si no se supiera bien a donde se está, se podría confundir con un sitio histórico o un palacio.
Desde que se entra y se comienza a ver las lámparas, las molduras, los adornos de los techos, las obras de arte de las paredes, los relieves y otros detalles arquitectónicos, se entiende por qué, el metro estuvo considerado por mucho tiempo como palacios del pueblo.
Una de las cosas más curiosas es que las estaciones están a mucha profundidad. Puede bajarse a pie, no hay problema; pero, haciéndolo por escalera mecánica a velocidad normal, conté 6 minutos de trayecto hasta el fondo.
Además funciona sin errores. En cada estación de transferencia hay información escrita en Cirílico y en Latino y por un sistema de colores, es muy sencillo guiarse. Todas las estaciones tienen su nombre escrito en Cirílico y, no en todas, este nombre también aparece en Latino. Lo bueno es que a estas alturas ya aprendí a interpretar el cirílico y ya no me preocupa leer los nombres de las avenidas o estaciones.
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