Niguliste fue mi sombra durante los días de Tallin. Mi hotel quedaba justo al frente de una de sus puertas laterales y desde el primer momento me pareció un sitio propio para una película de misterio.
Dedicada a San Nicolás, el patrono de los hombres del mar, Niguliste es una iglesia que data del año 1275, aunque reconstruida en varias oportunidades debido a diversas calamidades. La que hoy se conoce y funciona como museo y sala de conciertos, fue terminada en 1420 y gravemente dañada por los bombardeos soviéticos a Tallin durante la II guerra mundial. Es muy curioso que no tiene una entrada principal abierta y que se acceda por una discreta puertecita lateral difícil de adivinar. Cuando finalmente descubrí la puerta y logré entrar, tuve una de las grandes emociones del viaje: Comenzaba un concierto de órgano. Cerca de 60 o 70 personas, en silencio reverencial, escuchaban la estupenda interpretación de una música que parecía brotar de la nada y resonaba hermosa entre las paredes de piedra y la austeridad propia de los altares medievales. A gran altura, el órgano de la iglesia daba razón del prodigio musical y aunque nunca pudimos verle la cara al ejecutante, lo ovacionamos en un final que se diluyó en visitantes que salen apresurados del templo y otros que nos dedicamos, entusiasmados por la sorpresa, a disfrutar cada pedazo de historia presente entre las paredes de cal gruesa de Niguliste, la Iglesia de San Nicolás.
viernes, 16 de septiembre de 2011
Niguliste Museum
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