Más o menos a la mitad de Champs Elysees, al frente de una redoma que debe ser histórica pero me conformé con no averiguar detalles, se empiezan a ver dos de los más hermosos palacios de Paris, entre mil otros.
Tengo que admitir que no sabía lo que era y tardé un poco en enterarme, pero una vez que los tuve realmente en frente, me costó pronunciar palabra: Son el Petit y El Grand Palais, dos museos de proporciones grandiosas, con esas extraordinarias columnatas, frisos decorados, relieves escultóricos y excesos dorados que datan de la famosa exposición Universal de 1900. Ambos museos resguardan una valiosa colección de arte de los siglos XVIII y XIX perteneciente a la Municipalidad y en el Grand Palais, como contraste, se exhibe en una sala, los más notables adelantos de la ciencia. Este tiene también espacio para exhibiciones temporales (había una excelente muestra de artes decorativas) y un patio muy agradable en donde me senté un rato y me tomé una Coca Cola helada por la que pagué casi 3 Euros. Barato, nada.
Tengo que admitir que no sabía lo que era y tardé un poco en enterarme, pero una vez que los tuve realmente en frente, me costó pronunciar palabra: Son el Petit y El Grand Palais, dos museos de proporciones grandiosas, con esas extraordinarias columnatas, frisos decorados, relieves escultóricos y excesos dorados que datan de la famosa exposición Universal de 1900. Ambos museos resguardan una valiosa colección de arte de los siglos XVIII y XIX perteneciente a la Municipalidad y en el Grand Palais, como contraste, se exhibe en una sala, los más notables adelantos de la ciencia. Este tiene también espacio para exhibiciones temporales (había una excelente muestra de artes decorativas) y un patio muy agradable en donde me senté un rato y me tomé una Coca Cola helada por la que pagué casi 3 Euros. Barato, nada.
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