Siempre es un poco agridulce salir de París, aunque se tenga previsto y se sepa que servirá de acogida para enlazar destinos y descubrir ciudades. París es un perfecto lugar para partir y volver y no tener tiempo sino para patear sus calles encantadoras y sus pedazos de vida. Tal vez no sea otra cosa que la sensación feliz de vacaciones, que ya llevan varios días de entusiastas planes y felices recorridos; pero tenemos la certeza de estar viviendo días muy felices a pesar del calor intenso.
Mañana saldremos para Bélgica. Vamos a Bruselas, Gante y Brujas, según toda opinión una ciudad hermosa como no hay dos. Tomaremos un tren de alta velocidad, el Thalys, que recorre en poco más de una hora la distancia que nos separa de Bruselas y desde allí seguiremos camino. Esa es la emoción que cierra nuestros ojos esta noche, la que finaliza esta visita a una ciudad amada y siempre fascinante, París.
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