lunes, 17 de septiembre de 2012

Museo Van Gogh

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Yo creo que es la visita que me dio por pagado el viaje. Imagínense lo que es, entrar a un edificio en donde 4 de sus cinco pisos están cubiertos por obras de Vincent Van Gogh y el que falta, por casi lo mejor de sus contemporáneos.
Ese es el Museo Van Gogh, de entre todos, uno de los más importantes museos de Ámsterdam y uno de sus grandes reclamos turísticos. Un edificio muy moderno, de reciente construcción, ideado para proteger y salvaguardar la obra pictórica de uno de sus hijos más dilectos y la historia,  a través de la suya, de un buen pedazo de las artes universales.
Es literalmente un disfrute estupendo: pero es muy estricto. No pueden hacerse fotografías (se deja la cámara junto a todas las pertenencias personales en un locker) no puedes correr dentro de las instalaciones y te revisan exhaustivamente cada vez que te acercas a la puerta aunque sea solo para tomar agua. Supongo que sean cosas del terrorismo de nuestros días y la obsesión por la seguridad y los iconoclastas.
Que no importa realmente, aunque Los Girasoles continúa en Londres y allá se quedará, hay que recorrerlo de punta a punta y no desesperar por el continuo escrutinio; después, en la tienda puedes hasta comprar agua Van Gogh y traerte para tu casa un mini museo de embustes que cuesta un ojo y es divino….
 
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