Si, realmente es una ciudad surcada por canales y cruzada por puentes, algunos con historias tan ricas como los venecianos. Es posiblemente su mayor encanto: una ciudad que vive tranquilamente bañada por las aguas de sus canales y los integra perfectamente a su paisaje urbano. Probablemente no puede ser de otra manera: estuvieron allí antes que la ciudad y antes que la ciudad, han ido adaptándose a los coches de caballos, al nacimiento de edificios que luego fueron joyas, al caminar apresurado de millones de personas, a la basura que fue nivelando calles secas y a las cientos de miles de historias que ofrece esta ciudad, cuyo poquitín de misterio no tiene nada que ver con su nombre.
Brujas, por cierto, se llama Brujas sin hacer alusión a nada que tenga que ver con Brujería. En realidad se llama BRUGEE (suena como BRUG; así como si uno estuviera bravo) una palabra flamenca que significa PUENTES. De modo que lo correcto sería haberla llamada “La Ciudad de los Puentes” si queríamos traducir literalmente su nombre; pero, ya sabemos que a la hora de esas decisiones, los hispanos tenemos la creatividad a flor de piel y por alguna asociación sonora que nadie explica, la ciudad terminó llamándose BRUJAS, que le queda muy bien, de paso: Es un sitio perfecto para practicar hechizos de amor.
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