No es especialmente llamativo ni importante, aunque se nota que es el centro, por la plaza, el par de edificios históricos y los pocos comercios que hay alrededor. Sin duda, la apacible vida de los Edameses (se les dirá así??) pasa en cualquier momento del día por esta calle de tienditas, abastos y lugares para comer, en donde, curiosamente, no hemos conseguido ni rastros del famoso queso Edam, aunque si, otras muchas exquisiteces.
Es el espacio con mayor actividad. Todo el mundo, por cierto, habla Ingles y parece estar muy preparado para atender visitas: Son realmente gente muy amable, casi podría decir que cariñosa y provoca la camaradería de sentarse en la única terraza que vemos a esta hora para compartir con los nativos un poco de su vida tranquilaza y sin carreras.
Estamos de verdad, verdad, enamorados de este lugar maravilloso.
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