Cualquiera diría que Europa Central está “bañada” por las aguas y no sería incorrecto. Desde que salimos de Paris, (suficientemente mojada por el Sena) lo que más hemos visto, han sido ciudades que comparten sus espacios urbanos con el agua y lo hacen con una gracia maravillosa.
Edam no es menos. Creo que no hace falta describirlo. Si algo sobresale en esta pequeña ciudad de cuento, son precisamente sus aguas. Sin ellas, seguramente no habría todo este encanto.
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