Versailles, esa maravilla ostentosa que sirvió de marco a la vida ilimitada de María Antonieta, esconde dos espacios que no todo el mundo visita (constituyen un “tour” en sí mismos) y que son en gran medida, “la guinda” de un pastel que le costó la vida a los reyes.
Se trata del conjunto palaciego construido en una esquina del parque de Versalles y que se conoce como “LES TRIANONS”. Una vez en Versalles y después de visitar la magnificencia del palacio central (sitio para la Corte, pero no para sus majestades) se puede tomar un trencito en el jardín y recorrer los 3 kilómetros que hay entre ambos o, caminar a través de un parque muy bonito situado un par de cuadras a la derecha de palacio, e ir descubriendo tanto los jardines, como las dependencias de la Reina María Antonieta y Luis XIV, hasta llegar a LES TRIANONS.
El Grand Trianon, un palacio construido en 1687, servía de apartamento privado para Luis XIV, y estaba de alguna manera vedado para la corte, que debía permanecer en Versalles a menos que él los hiciera venir personalmente a su recámara. Es un palacio de una sola planta con amplios ventanales en arco, que se alternan con columnas dóricas. Todo está construido en mármol rosado en contraste con pisos ajedrezados y / o de mármol blanco. Tiene dos alas, una de las cuales la ocupaba el departamento de Luis XIV quien lo habitó hasta el día de su muerte y llama mucho la atención que ambas están unidas entre sí por una especie de porche descubierto (Sala de recepción) adornado por pilastras y columnas que le confieren un aire muy elegante, pero sin la sofisticación de salones cerrados y grandes espacios privados.
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