No reciben los nombres cargados de poesía que tienen los puentes de otras ciudades Europeas, pero son la visión que se repite con mayor asiduidad, lo cual es completamente lógico porque estamos hablando de una ciudad llena de canales. Existen en cada cuadra. Todas las calles de Ámsterdam se comunican entre sí por un puente, por lo tanto; los puentes, esa figura imprescindible de la arquitectura Holandesa, junto a las características casitas terminadas en pico, y otras singularidades del paisaje urbano, sirven también para muchas cosas que les encanta a los holandeses.
Son estacionamiento de bicicletas, (toda la ciudad lo es) son espacios para arrimar unas sillas, unas birras y armar una gran conversa, son el resuelve de un picnic con amigos y son, por extensión, la terraza del restaurantico de la esquina.
Y son un montón de cosas más, pero eso hay que verlo.
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