Fue un viaje bastante improvisado, tal vez por eso la alegría de regresar a París me rebasa en mucho. Por eso y porque esta vez, tendré algunas horas para disfrutar esta ciudad, que me encanta, en compañía de amores que me encantan igualmente. Tengo la certeza de que empezamos con buen píe y por eso salgo feliz del aeropuerto a buscar la ciudad, una de las más bellas del mundo.
El trayecto hasta el apartamento de Cambronne es lo más sencillo, lo recuerdo con exactitud de dueño y lo hago sin prisas pero con profunda emoción. Allí me esperan Rayi, Liliana y Eliana para empezar a recorrer un pedacito chiquito del mundo que queremos comernos a dentelladas. Casi a las seis de la tarde, después de horas de retraso e incertidumbre, estamos disfrutando el alborozo del encuentro emocionado.
Al fin, estamos juntos en París. Que maravilla!!
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