Esto sí que es una experiencia. Una visita de esas que nadie se debería perder a menos que: a) padezca severa claustrofobia, b) le tenga terror a los muertos de verdad, a los esqueletos, vaya.
Las Catacumbas de Paris, una de las atracciones turísticas más visitadas de la ciudad, es ni más ni menos que un enorme depósito de esqueletos provenientes de la mayoría de los cementerios de Paris que fueron cerrados, por razones de salud pública, alrededor de 1785 o por esos años, y consiste, básicamente, en una intrincada red de túneles subterráneos, desperdigada por toda la ciudad, construidos en lo que durante la era romana eran minas de piedra caliza.
A finales del siglo XVIII, la ciudad se encontraba en serios problemas, debido al abarrotamiento de los cementerios de la ciudad y al mal manejo de los cadáveres allí depositados. El sector de Les Halles acusaba graves epidemias y el cementerio de Los Santos Inocentes, allí ubicado, había sido desahuciado. Las autoridades decidieron que, como ciudad católica, preservar los restos que reposaban en los camposantos era tarea ineludible; entonces, se dieron a la labor de exhumar cadáveres y trasladarlos, al amparo de la discreción de las noches de Paris, a los túneles calcáreos que pueblan las entrañas de la ciudad. El traslado tomo casi ochenta años; a finales del siglo XIX las catacumbas estaban repletas: se habían trasladado más de 6 millones de parisinos muertos y se había preservado la integridad de sus esqueletos.
Durante muchos años fue considerado un gran cementerio común, en el que pueden verse placas que identifican el camposanto de donde provienen determinadas osamentas y/o incontables grafittis, algunos con dos siglos de antigüedad. En varios rincones se han tallado altares, o maquetas de palacios y monumentos funerarios y en las murallas, formadas por huesos y calaveras, pueden verse formas de todo tipo, sobre todo corazones y cruces. No se sabe con exactitud, pero se cree que sea la mayor cantidad de osamentas humanas preservadas en el mundo y se estima que una buena parte de los héroes de la revolución, descansan por aquí, aunque sus restos jamás puedan identificarse.
Para verlas, se puede tomar el metro 6, hasta la estación Denfer Rochereau, encontrarán la entrada a Les Catacombes, justo al salir de la estación. Es necesario hacer una fila de espera (a la intemperie y sin ninguna comodidad) de aproximadamente dos horas de duración y pagar 9 Euros para entrar. Pero, una vez adentro, créamelo: habrá valido la pena.
Lo macabro, mejor con nocturnidad.
ResponderEliminarSaludos.