La verdad es que me falta originalidad: debo admitir que este es uno de mis barrios favoritos en París. Cierto que está lleno de turistas y en días de calor puede que resulte muy agobiante; pero, tiene personalidad, encanto y mucha historia. Historia que se ve, por cierto, y que según dicen continua escribiéndose. Es fascinante. Incontables bistros, tienditas llenas de curiosidades, museos, palacios históricos y la hermosa iglesia de St German de Pres. La más antigua de París.
Saint German de Pres, la iglesia, fue construida entre los siglos XI y XII y destruida completamente por los Normandos durante enfrentamientos que duraron cuarenta años. Es un raro ejemplar del Periodo Románico cuyas severas formas se mantuvieron a lo largo de las sucesivas restauraciones; en el frente aun pueden verse restos del pórtico original del siglo XII, semiocultos tras los arreglos construidos en 1607 y la estupenda Torre del Campanario, absolutamente románica, con sus macizos ángulos reforzados. Es en realidad, una de las tantas “joyitas” que se esconden en un barrio realmente fantástico.
Además, su cercanía con el famoso Quartier Latin le da un aire de juventud y “rumba” que bien vale la caminata. Por cierto, los precios de las tiendas aquí, no son mejores que en cualquier otro sitio (no se engañe con la oferta “estudiantes”; todo está pensado para turistas con euros) y antes de sentarse a comer revise con cuidado las múltiples opciones, puede darse el embarque de su vida. Es St Germain de Pres y es París, pero, ningún sitio más claro para afirmar que no todo lo que brilla es oro.
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