sábado, 12 de septiembre de 2009

Ahora puedo decir que lo he visto







¡¡Dios del Sinaì!!
¡Pasar uno toda la vida escuchando hablar de un sitio. Conocerlo de memoria, saber de que se trata y llegar allí para verlo con estos ojos que se han de comer la tierra!
¡Que maravilla!
Hace nada que estábamos siendo amenazados por la tormenta y ahora estamos parados frente a la historia de la humanidad. Hemos llegado a La Acrópolis, caminando por las pintorescas callecitas del barrio de Plaka, pasando casitas encaladas, portales curiosos y uno que otro olivar cargado de frutos.
Pagamos los 12 euros exigidos y empezamos a subir la colina. No por el ejercicio, el corazón late de prisa.

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