martes, 15 de septiembre de 2009

VELVEDOS, un pedazo de la Grecia profunda







Casi a las 10 ha llegado la persona responsable de la posada y nos ha asignado una habitación, pero el sueño se ha despejado ya, gracias a la ansiedad adquirida en estos días de trotamundos, de salir a conocer cada nuevo destino. Desayunamos y tenemos la grata ocasión de encontrarnos con Alejandro, Marines y su familia, ahora aumentada con la llegada de la preciosa UMA; todos recién levantados después de una fiesta magnífica que nos perdimos. El encuentro con ellos es familiarmente hermoso, desde siempre lo ha sido, por eso estamos aquí. Improvisamos una gran mesa en el porche de la posada, donde instalamos la gran tertulia de la mañana y en cambote salimos a recorrer el pueblo.
Velvedos es un pedazo de la Grecia profunda, un destino al que nunca habría llegado de no haber sido por Alejandrito y su invento de casarse con Eva en este lugar. Velvedos, un sitio apacible, fresco, pequeño y enredado; todos los caminos, en Velvedos, no conducen a Roma. Tomamos un te en la plaza del pueblo, recorremos algunas calles, nos desorientamos un poco, volvemos a encontrar el camino y nos vamos a hacer un almuerzo tardío en una estupenda terraza a donde nos ha llevado Eva, la novia del momento…una belleza pelirroja de muchos quilates…

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