sábado, 5 de septiembre de 2009

Dolmabahce, no apto para arianos







Visitar Dolmabahce es todo un ejercicio de resistencia no apto para esos arianos que creen tener derecho a entrar de primeros a TODO.
El Palacio Dolmabahce, (un lugar de ensueño) tiene regulaciones y estrictas normas, propias del Palacio Papal. Sólo entran dos mil personas diarias, sólo se puede recorrer con un guía de palacio, no se pueden tomar fotografías del interior ni usar ningún tipo de cámara, hay que cubrirse los zapatos con unas bolsas plásticas que recibes a la entrada y sólo ves lo que a ellos les da la gana mostrar – que puedo jurar es mas que suficiente, a Dios gracias –
Si uno habla alguna lengua Árabe tiene mejor suerte pues, obviamente, abundan los guías que hablan esas lenguas; no obstante, logramos un buen recorrido gracias a las gentilezas y buen ingles de un guía turco casi enano.
Erigido durante el declive del Imperio Otomano, su opulencia casi extravagante era la mampara del Sultán para hacer creer que “aquí no está pasando nada”, echonería pura, pues. Años más tarde, sirvió de residencia para Kemal Ataturk, el padre de la República turca y aquí murió el 10 de noviembre de 1939 a las 9:05 a.m. Como prueba de la reverencial admiración que sienten los turcos por su fundador, todos los relojes de palacio están parados a esa hora.
Es cierto que se necesita una buena dosis de paciencia para aguantarse el par de horas que se pierden antes de entrar finalmente a Dolmabahce, pero la visión del interior de esta joya arquitectónica que data de 1856, brinda la recompensa de los placeres inolvidables.

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