martes, 8 de septiembre de 2009

EL Valle de Ilhara









La siguiente parada contrasta por su apertura y esplèndida naturaleza: El Valle de Ilhara. Un esplendido parque rebosante de naturaleza salvaje, con 14 Kms. de extensión y verdor extraordinario, en el que se esconden unas cuantas iglesias no abiertas al público. No cabe duda que los antiguos habitantes de esta tierra eran fanáticos católicos. Goreme está llena de iglesias que son un banquete para mi avidez Bizantina.
Al entrar en el parque nos detenemos en la iglesia de Agacalti o San Daniel, cuya imagen nos recibe a la puerta. Es una más de las preciosas iglesias del valle, con frescos en muy buen estado, que datan del siglo VI hasta el XIII. La evolución de las pinturas es su atractivo más notable.
Salimos de San Daniel y empezamos a caminar un sendero de 4 Kms. bordeando el río de Melendiz y en un paso del camino, sorteamos los restos de un antiguo terremoto que desmembró algunas paredes y cambio la topografía del lugar.
Paramos a la mitad del camino en lo que se nos antoja un oasis. Mujeres preparando un finísimo pan que rellenan con una mezcla de queso de cabra y papa; entre los cuatro probamos uno y hacemos un alto para descansar. Rayi descubre una venta de sombreros típicos y compramos uno para traer a los hermanos; es divertido: un gorro de tela multicolor del que guindan largas orejeras. Todos posamos para diferentes fotos. Hace un rato que la familia hindú dejó de molestar. Proseguimos el paseo por terrenos que se hacen más escarpados y nos acercamos al sitio del almuerzo, tenemos mucha hambre.

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